domingo, 4 de noviembre de 2018

GNAUPENLOCH


Este pasado verano, los compañeros propusieron hacer un barranco situado en el Tirol Austriaco. Un cañon  muy estético, formado y deportivo, situado en lo profundo de un valle, en un extenso bosque imponente de coníferas. Aunque las inmediaciones del lugar son muy visitadas por senderistas y MTB-eros, con varias rutas a lo largo de toda esta larga cuenca, el barranco queda bastante disimulado y pasa desapercibido. El terreno tiene bastante desnivel desde el comienzo, las pistas de acceso quedan prohibidas para algunos coches, esto es una faena porque hay que agregarle casi dos horas mas de acceso cuando el acceso total viene a ser de casi tres horas hasta el comienzo del cañon.
















































 
El cañon realmente es muy bueno. El comienzo largo, en un cauce roto y sin interés, salpicado de bloques y derrumbes, hasta que ya se puede intuir la formidable grieta donde comienza el espectáculo. Es llamativa la escapatoria que hay justo al comienzo del tajo, con una cuerda fija que sube fraccionada a lo largo de todo el paredón, este será el primer aviso para advertirnos de cuidado chavales donde os metéis, aunque un rato mas adelante esta la segunda y ultima oportunidad de escapar con otra larga cuerda que vuelve a subir por la pared derecha, tener claro que la meteo sea estable porque en muy pocas ocasiones he visto un cañon tan comprometido sin un solo escape ni cobijo del agua. Mas de dos horas de rapeles sin parar, de estrechos continuados donde una crecida por tormenta seria terrible.
 


























Todos los rapeles están numerados con una chapita en cada uno de ellos que van decreciendo numéricamente a medida de avanzamos. El caudal en verano suele ser débil y no cubre ninguna poza, pero la responsabilidad de eleguir una meteo estable y segura para el grupo es alta. El cañon esta brutalmente encajado y tiene mas de 25 rapeles hasta que se puede salir de la zona estrecha. Esteticamente es realmente bello, muy deportivo aunque carente de dificultad, pero sobre todo verdaderamente comprometido. El final mas abierto con sus últimos rapeles y un tramo algo largo pero comodo de andar y destrepar por el rio sin interés hasta una pista que cruza el cauce, momento de salir por la derecha, aun quedara casi una hora de retorno hasta el coche.



Final del tramo encajado

Fotos mias, de David Ov y Georg Buol.

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